No es que toque el cielo con la yema de los dedos, es que ya puedo desquebrajar cacho a cacho cada nube. El cielo se queda pequeño cuando sus labios recorren mi cuello y mi dedo dibuja en su espalda todo tipo de figuras, hasta terminar escribiendo veinticincos incoscientemente. ¿Sabes lo que susurra el viento cuando nadie lo oye? dice que el destino es para los perdedores, que siempre hay que arriesgar y vivir la vida al máximo. Por lo tanto, yo diría que no somos perdedores, sino
ganadores por haberlo intentado y seguir como el primer día o mejor. Aunque algo salga mal, y venga una tormenta y destroce todo.. me sentiré ganadora por haberte tenido. Pero ¿sabes? no me dan miedo ni los truenos, ni los relámpagos, ni siquiera la lluvia espesa.. soy valiente, sobretodo cuando cuento contigo asi que no me importa coger un paraguas y salir a la calle a bailar bajo la lluvia. Sonrisas dulces o miradas tiernas, todo sirve para que sepas lo que está pasando por mi mente.
Me gustas, me gusta esto, me gusta nuestro número.. me gusta lo que hemos vivido. Me gusta, sobre todo, porque cuando siento rendirme en este
te das la vuelta me acaricias una última vez, y haces que todo vuelva estar bien. Y ni el cielo se compara a mi forma de sentir, cuando estoy contigo.
