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domingo, 21 de noviembre de 2010

Supongo que odio la obviedad, y también lo inevitable. No me gusta jugar con las cartas de la venganza, aunque no niego que algunas veces recurra a ellas, pues siempre es conveniente tener un as en la manga, por si a caso. Supongo que soy de las que odia perder, e incluso ganar, pero prefiere la derrota antes que no haber luchado por la victoria. Supongo que odio las suposiciones, y en cierto modo me contradizco, pues supongo una suposición y odio suponer, prefiero lo que no es obvio, las sorpresas, los fracasos cuando pensaba que me iba bien, lo inimaginable, lo que no se puede suponer, porque te pilla de sopetón. Sí, es extraño, pero me gusta luchar por algo que no tiene ni pies ni cabeza, y por historias que carecen de nudo y desenlace, me gusta mucho más la lírica que la narrativa, tal vez, porque la lírica me da muchas más alas y me abre muchas más puertas que la narrativa, aunque puede haber veces que la lírica no me transmita nada y la narrativa me sorprenda. Supongo que soy de esas chicas fáciles de atontarse por cualquier cosa y darle vueltas a todo una y otra vez, sin saber muy bien la razón de hacerlo. Supongo, que en cierto modo, soy más realista que soñadora, por mucho que me pese, aunque mis ganas de soñar no me las quita nadie. Y si es por suponer, supongo que mi vida está en la cuerda floja entre el amor y el odio, que cada paso que doy me destroza un poquito más, y en cierto modo, me satisface y me sienta bien. Supongo que soy de las que dan muchas vueltas para llegar al punto de salida, lo que en la lírica se le suele llamar "circunloquio", sí, no niego eso, y no me arrepiento de ello, eso me ayuda a saber más sobre mí y de mí. Tal vez, soy de las chicas que con pequeños detalles se complacen los días tristes y grises como hoy...

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